Se van las lluvias y la temporada de heladas llega a la ciudad del Cusco después de una mágica y última lluvia de temporada, que suele ser entre las tres y cinco de la tarde, el sol de los Incas siempre radiante es levemente opacado por una breve llovizna, aun así el clima sigue caluroso, pero a los pocos minutos empieza el verdadero espectáculo, una extensa y fuerte lluvia que a veces trae granizo, muchos dicen que esa mezcla entre el sol del atardecer, la lluvia y el granizo son augurios porque una bruja andina ha encontrado una feliz pareja y que posiblemente se estén celebrando matrimonio en ese mismo instante o que lo harán con la primera lluvia de noviembre.
Lo cierto es que ese espectáculo me ha quedado gravado desde muy pequeño, era yo quien estaba atento a la última lluvia de temporada, a la despedida de los cielos nubosos y hermosos arco iris. Y sí, existe una última lluvia, la final, pero en los últimos años nuestra tierra ya no ofrece ese espectáculo, será por el calentamiento global, por que el Cusco es solo para los turistas o porque algo le hicimos a la madre tierra.
Cusco se prepara para los festejos y actividades culturales, despidiendo la refrescante lluvia y dando la bienvenida al sol de junio, el Sol de los Incas.
Aún así, esta es una de las mejores épocas del año, perfecta para que el visitante no se incomode con las lluvias y disfrute de un veranillo entre todo abril y mayo, aunque la temperatura desciende por las noches, se inician todas las actividades culturares, festejos y los preparativos para el Inti Raymi. Cusco es para los turistas, ellos son bienvenidos a nuestra milenaria tierra, la acogedora tierras de los antiguos y sabios Incas.